miércoles, 1 de diciembre de 2010

tengo Ganas de Romperme el Brazo Izquierdo

Tengo ganas de romperme un brazo, partir en dos el cubito o el radio de mi brazo izquierdo en el más puro afán de ponerme un yeso, el izquierdo, el derecho sería necesario mantenerlo intacto.

De ocurrir esto probablemente disminuiría en sobre manera mi uso de la computadora, las ganas de escribir me obligarían a regresar aquellos tiempos en que papel y lápiz eran mis mejores amigos, cual medio idóneo para escribir lo que pienso o para contar un poco de lo que soy.

Cuando escribes con las manos ocurre un proceso psicológico hermoso entre la pluma las palabras y el papel, regularmente antes de escribir lo que se plasma en la hoja el cerebro se ha delatando un par de movimientos para saber qué es lo que se escribe cuando todavía no se a escrito, se escribe instintivamente, sin detenerse y sin planear lo que se  va a escribir.

Se sabe con exactitud el tema del cual se pretende escribir, posteriormente te sientas frente al instrumento que permita guardar el registro de lo que se dice o de lo que se piensa y comienza la hemorragia de palabras. Dependiendo de la herida la irrigación de sangre que permita el más rápido desfallecimiento, o el mejor renacer.

Cuando escribes con papel y pluma, la mano se apoya con más fuerza en determinadas palabras, el énfasis ocurre donde estallan las emociones o donde se escribe algo que tenía mucho tiempo se quería decir, esas palabras incluso podrían llegar a penetrar la hoja dependiendo de lo que se cuenta ¿Se imaginan una carta póstuma? La ultima hoja que escribió un ser humano antes de quitarse la vida “Que hermosa carta” “Que hermosa hoja” y "Que bello detalle eso de despedirse con elegancia antes de partir" seguramente los rasgos de sus letras serian distintos de cómo escribió el muerto en vida, su caligrafía sería interesante también, ahí podría conocerse la raíz de los miedos, la psicología y el inconsciente de quien yace muerto con las muñecas teñidas de sangre junto a un papel que mal explica por qué decidió matarse, la caligrafía seria un poco nerviosa, o tal vez muy segura de sí, posiblemente aparecerían determinadas características que hablarían del dolor que provoca a un ser humano el quitarse la vida, se vale por amor, no se vale nunca por pobreza o desesperación, se vale tener miedo, pero no se vale ser cobarde. En una carta póstuma posiblemente aparezcan gotas que denoten la humedad de los ojos del difunto mientras escribía, yo pienso que el que se mata no es cobarde, yo respeto mucho a los suicidas cuando se matan por amor, eso de enfrentarse toda la eternidad a las llamas del infierno por el amor de tu vida es digno de aplaudir, yo creo que el que se mata no es cobarde, yo pienso que simplemente se le han terminado las ganas de vivir.

Cuando se escribe con papel y hoja, ocurre que el cerebro esta consiente que no es posible borrar tan fácil con la tecla de Back space que aparece en la computadora, y aunque existe el borrador, la presentación y elegancia de una carta se va difuminando si a cada veinte palabras ocurre un manchón. Entonces la mente se vuelve precavida antes de escribir lo que planea contar, tal y como debería de ser la vida siempre y en todo momento, simbólicamente hablando.

Tengo ganas de romperme un brazo, partir en dos el cubito o el radio de mi brazo izquierdo en el más puro afán de ponerme un yeso, el izquierdo, el derecho sería necesario mantenerlo intacto. De ocurrir esto no permitiría que ningún extraño firmara mi cuerpo, sería muy exclusivo en aquellos a quien dejaría escribir lo que sienten encima del blanco que ha de volver a soldar la extremidad de mi cuerpo; no permitiría que escribieran buenos deseos de salud o algún que te mejores, se sobre entiende que un hueso después de un rato vuelve a soldar, entonces salen sobrando los buenos deseos, en cambio les pediría que escribieran algún pensamiento verso frase poesía u oración, algo que los caracterize y me permitiera conocer una parte de su esencia, ya que yo siempre y en todo momento en mis letras permitió que ustedes me conozcan mas mi; soy lo que soy, ni más ni menos, soy lo que hago y hago lo que me gusta, tengo lo que merezco y me hace falta lo que ya se fue.
O lo que esta por venir.

De romperme el brazo izquierdo escribiría mucho y lloraría bastante, sería el pretexto perfecto para dejar de pregonar que vivo siempre intentando provocar una oportunidad para salir corriendo a una extraña playa en tierra olmeca, sería una escusa que me permitiera descansar tranquilo por lo menos el tiempo que me quede mientras vivo con el yeso, estaría en paz y empezaría a creer un poco más que Dios sabe por qué hace las cosas, me resignaría a decir que durante el tiempo que dure el yeso en mi brazo izquierdo no puedo pretender intentar salir a buscarla, entonces después de un año de dos o de cinco me daría cuenta que ya es mucho el tiempo que llevo un yeso en el brazo izquierdo que ancle mi vida y que no permita salir a encontrarla, tal vez entonces para ese momento mis ganas de ir a toparla hayan disminuido bastante, tal vez haya conocido a una bella musa Huixtleca que se enamore del loco con el yeso en el brazo izquierdo, tal vez para ese momento hayan cambiado mis ganas de volar.

Tal vez pero probablemente eso nunca ocurra, entonces prefiero seguir pensando que si tengo fe y me porto bien, que si limpio mi karma y estoy bien con Dios, que si soy altruista buena persona y de buen corazón, que si sigo luchando por lo que quiero; tal vez un buen día al caminar resbale con una cascara que me permita tropezar y caer con todo el peso de mi cuerpo sobre mi brazo izquierdo... permitiéndome entonces tener un yeso que por fin  me deje dormir en paz.

Amen.

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