miércoles, 19 de noviembre de 2014

LA SINFONÍA DEL SILENCIO.


  
Como silencio en su concepción más sencilla se entiende la falta de sonido, de ruido o de palabra, y aunque el silencio carece de estos elementos lingüísticos sonoros, se define como un lugar profundo al que nada le falta, el silencio es como un vehículo que transporta a un proceso interior a los seres a la verdad de las cosa. A mi entender, al silencio malamente se le confunde con la soledad no tiene nada que ver con ella salvo el contexto físico que facilita este estado, por el contrario, el silencio es el lugar en que reside la concordia, junto al plano mental, astral, y espiritual de un solo ser. El silencio no es inercia, y menos lógico y sencillo, el silencio es trabajo, disciplina y dedicación, es una actividad intensa que se realiza en el seno de una armonía profunda. No es tampoco un vacío, ni una ausencia, sino una plenitud comparable a la que experimentan los seres unidos por un gran amor”. Se guarda aun la esperanza plena en mi corazón joven: El pueblo de México no está callado ni amordazado, solo está en Silencio. Y el Silencio como tal es el preámbulo, es la pausa y el preludio, y este no se rompe a menos que se esté gestando algo muy importante que decir.

El filósofo, místico y mago búlgaro del siglo pasado, Mikhaël Aïvanhov en uno de sus libros titulado  “La voz del Silencio”  Refiere que: “Cuando todas las fuerzas caóticas se hayan por fin calmado, el silencio se acercará, se extenderá alrededor de nosotros, y nos envolverá con su maravilloso manto. Veremos con claridad y sentiremos de repente que algo muy poderoso reina por encima de nosotros y nos gobierna: es el silencio de donde el universo proviene, y al que un día regresará, cuando conseguimos hacer el silencio en nosotros, nos ponemos en manos del Espíritu, el cual nos guía hacia el mundo divino”.

Por otra parte podemos observar hasta qué punto tiene importancia el silencio en los iniciados, Pitágoras en su escuela de Crotona, hacía pasar a los aspirantes el noviciado, llamado preparación (Paras keié) que duraba al menos dos años y podía prolongarse hasta cinco. Estos novicios u “oyentes” (Akusikoi) se sometían durante las lecturas que recibían, a la regla absoluta de silencio. No tenían el derecho de hacer ninguna objeción a sus maestros ni de discutir sus enseñanzas. Debían recibirlas con respeto y meditar sobre ellas ampliamente. Los pitagóricos, después de las purificaciones de rigor, daban un paseo por el templo guardando silencio. Cada despertar es una resurrección que tiene su inocencia. El alma debía recogerse al comienzo del día y estar virgen para la lección de la mañana siguiente usando como agente renovador “El Silencio” a lo que su gran maestro decía. Escucha, serás sabio. El comienzo de la sabiduría es el silencio."  Pitágoras

Del silencio hemos salido y a él debemos retornar cuando llegue la hora. Cuando estamos en silencio podemos ahondar en la significación de los misterios de la vida y es en el silencio solitario del corazón donde descubrimos el significado de las grandes experiencias. “Es preciso silenciar nuestra naturaleza interior para poder ver la verdad y enfrentarse a la vida con toda equidad y firmeza”. Sólo cuando se silencia y aquieta la revuelta de las pasiones egoístas, de los impetuosos deseos, del odio destructor o del resentimiento es cuando puede dejarse oír la voz del universo “Los mensajes y órdenes del poder superior no pueden ser transmitidos a los elementos de la naturaleza inferior, ni pueden ser obedecidos con toda exactitud sino cuando hay silencio, cuando ha cesado la disputa de las luchas emocionales y mentales y cuando todas las partes del organismo se subordinan a la dirección silenciosa del dueño de la conciencia.

Yo entiendo que en los escasos momentos de silencio que se permite el hombre actual en una vida tan dinámica de inquietas actividades, es donde se puede tener una comprensión más profunda de las cosas y encontrar la paz. El silencio es siempre más elocuente que el lenguaje; para los grandes amores y grandes tragedias no existen palabras, el luto se guarda mejor en silencio, y la amistad más genuina y mas sincera se expresa sin palabras. Entre los amigos, en los verdaderos amigos que se aprecian como hermanos, existe una comprensión tacita, una inteligencia callada. No es lo mismo estar en silencio que estar callado, cuando ejercitamos el silencio, uno piensa que medita pero no lo es tal si a la ausencia de palabras ocurre una verborrea de imágenes y circunstancias en nuestros pensamientos. La reflexión y el silencio son dos cosas muy diferentes, ambas son productivas, pero el silencio guarda una profundidad que se desarrolla con la práctica y que poco tiene que ver con enmutarse, te lleva a un plano distinto de entendimiento. He ahí la importancia de diferir a los familiares del silencio, entre los cuales también hayamos al secreto, que con la debida instrucción y trabajo interpretaran una exquisita sinfonía de silencio en nuestras vidas, dividiendo las notas o el conocimiento, con silencios, sin los cuales esa esplendida pieza simplemente jamás existirá.

Había tantas citas y tan bellas para concluir, que era imposible elegir entre todas y decidí construir una de la esencia de grandes proverbios y frases referidos al silencio, sin más se las comparto porque precisamente se dice:

Que los que más hablan son los que menos hacen, y que el discurso corresponde a hombres; la música a los ángeles, y el silencio a los dioses. El silencio nunca cesa, y es eterno. Las voces de los sabios y de los más compasivos no son oídas más que por quienes saben substraerse a la palabra.  Los irreflexivos prestan poca atención al prudente consejo que deben escuchar más que hablar. Pocos son los grandes oyentes, pero el mundo está lleno de grandes habladores. Quien quiera aprender para llegar a sabio, debe, ante todo adquirir el arte de permanecer silencioso mientras que observa, oye y piensa continuamente.

Ahora bien nunca olvidemos que calladitos nos vemos más bonitos, hasta encontrarnos por fin frente al gran silencio de la muerte, y llegado el momento, de haber sido silente, nos conducirá a una vida superior.

Guarda silencio y os daré la sabiduría. Job 33:33



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