martes, 16 de septiembre de 2014

Micro relato - Historia Real.


Cosa más rara me ha sucedido hace unos instantes, salgo del Teatro y camino solo a casa, al cruzar los portales frente al zócalo de Puebla observo que un vagabundo se levanta del piso y comienza a caminar de frente a mí con la mano extendida, imposible esquivarlo, está sonriendo y tiene la mano abierta, la abuela siempre dijo jamás dejes a una persona con la mano al aire, así que estrecho su mano y le devuelvo la sonrisa, pero coge mi mano y sinsoltarlas las besa, un beso con sabor a esperanza, aunque aun no entiendo porque (Ni falta que hace) mi mano sigue enganchada a la suya, entonces dije -Discúlpame hermano no llevo monedas que darte; me responde muy cortés el caballero, -No te estoy pidiendo dinero, "Tan solo con tocar tus manos". Me empiezo a asustar un poco por que no me suelta y su mirada como vacía está muy cerca, intento zafarme con suavidad, no hay necesidad de forcejeo por que no siento el minino peligro, pero no suelta mi mano derecha; intento soltarme de nuevo y agrego -Viejo discúlpame tengo que irme
- Tan solo quería tocar tus manos, solo con tocar tus manos. Repite como en un tono de voz color dorado con rosa.
En ese momento se acerca un par de centímetros más y empieza a soltar mi mano, me da un beso en la mejilla -Y repite, tan solo con tocar tus manos, solo tus manos...
Jamás sentí miedo, a pesar de que el hombre estuvo aferrado a mis manos sin soltarme, nunca me sentí acorralado, el señor aparentaba 35 años, no olía mal,aunque estaba sucio y descalzo, tenía un saco negro viejo por supuesto, tan viejo como su mirada, que lucía tan dulce con un toque de esperanza con tristeza, de alegría y soledad, de cielo e infierno, de pasado presente futuro y siempre es igual.
Bendita locura padre eterno, llénalos de regocijo y en su aparente desquicio síguelos llenando de sin razón para sonreír en un mundo sin sentido, llénalos de manos ajenas que acariciar, llénalos de papeles nutridos con letras para volar, llénalos de pan para extrañar y de vez en cuando socórreles la mirada.
Bendita locura padre eterno, ya quisiera yo la mitad de su cordura para ordenar de nuevo un mundo al que le falta ser reinventado.
Bendita locura mi señor, guárdame la parte que me corresponde, no tardo. Ya sabes en donde estoy.

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