Al despertar, el apartamento entero se hallaba bañado en
lágrimas, la tubería permitió al océano de a gotas escapar bajo el lavabo, y el
mar de agua de llanto estacionado en casa de Mercedes ya buscaba los rumbos de
las rodillas. Como una persona sensata remango sus pijamas por encima de los
tobillos y salto de mueble en mueble sin rozar siquiera el agua hasta dar con
una tina tamaño familiar, y subió a estribor e izo las velas, observo la foto
de la abuela recién enterrada un par de años atrás, y pronuncio tres veces su nombre:
Victoria de la Soledad, Victoria de la Soledad, Victoria de la Soledad; al
finalizar el rezo fue necesario coger una guitarra vieja que la hizo de remo
porque hasta el viento se apagó y el navío sin aire no podía seguir andando, para
entonces una cotorra de nombre Lorenza Antonia se hallaba sentada en su hombro
izquierdo, del lado del corazón, Lorenza repitió durante toda la jornada en el
océano de lágrimas la misma canción para su capitán: Lagrimas del mar bañando
un cielo rojo, magia de agua salada sonrisas de cristal !!! Lagrimas del mar
bañando un cielo rojo, magia de agua salada sonrisas de cristal ...
Desde entonces Mercedes, conserva frascos de lágrimas milagrosas curadoras de todos los males, de todas las dolencias de todos los dolores y todos los pesares. Victorias, de la Soledad.
Desde entonces Mercedes, conserva frascos de lágrimas milagrosas curadoras de todos los males, de todas las dolencias de todos los dolores y todos los pesares. Victorias, de la Soledad.
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