Título:
Los Hombres Diablo.
Autor: Daniel Arturo H. Soto
Arden
los dedos de coraje
y duele
el acta de nacimiento en el apartado donde dice nacionalidad, y el plástico en la cartera para
ejercer la democracia es una ofensa, manipuleo en la danza perfecta de los que
tejen la opinión apropiándose del dolor haciendo de nuestras penas una campaña
más, un nacionalismo vulgar un patrioterismo
pueril, un mexicanismo falaz, que duele.
Duelen
las hordas de gremios magisteriales unidos a la defensa de los centavos pero no
de la vida, no para defender el espíritu de sus obligaciones: LOS RURALES.
Duele Lucio
Cabañas, Genaro Vázquez e Isidro Burgos semillero de muertes que nunca deja de regar
la tierra con la sangre caliente de sus estudiantes a ellos les duele, les
enferma y les mata la “Ruta de balsas”
triangulo montañoso corredor de sustancias malditas entre Puebla Guerrero y
Oaxaca, duele Tierra Caliente, duelen las rutas a Michoacán, duelen los
olvidados, los ignorados, los oprimidos y los obligados que somos todos, igual
que ellos, duele porque fallamos, nos usaron de nuevo y ni cuenta nos dimos,
ya nos
dormimos , otra vez.
Y el
despertar de un perro milenario, de barrio, por fin devorando una serpiente
encorbatada en vísperas de Guadalupe se convirtió en una estrella más de las
estrellas.
Nos
infectó la enfermedad del sistema, dosis ponzoñosa solución letal que nos lleva
al sueño profundo, dicen los que saben que los perros abren los ojos a los quince
días, pero se cuenta con tristeza que embrujados algunos Mexicanos, no los
abrirán nunca…
Cuando
el globo está por tronar dispersan un poco de aire caliente, la válvula de
escape al abrir libera gritos, rapiña, saqueos, y uno que otro policía muerto
al que el sistema considerara mártires dignos de busto en zócalo municipal,
víctimas de la turba incandescente que habrían de morir para ver los mares
apaciguarse, Pensarose que una cifra
más del seguro social y la pensión de un par de viudas mitigaría la rabia de un
país completo. Tenían razón. Los hombres diablo te conocen más que tú así que
saben cómo piensas, y sirvieron en charola de plata cabeza de gaviota en
desayuno semana completa y en elucubraciones absurdas medio pueblo hayo
provecho al sentir lacerada en burla a la mujer del Macho Alfa. Machos pues,
Machitos, amachínense pero Machín.
Tú no
tienes la culpa Ciudadano Mexicano, tú no tienes la culpa, al nacer el orden
mundial estaba puesto y diseñado para hacerte pensar que eres el del error y todo debe perecer
igual. Tú no tienes la culpa. Siéntate, prende tu tele mi hermano, olvida la
protesta pueril cual moda pasajera sin la espera, a los nietos, de los suyo, y los míos y los de ellos y los suyos y los
suyos y los suyos y los suyos y los suyos,
tengan un poco de mejor suerte… Se
cuenta que acá por estos rumbos, nació una nueva raza de hombres diablo.
Por lo
pronto, Salud.